¿Qué hay en un nombre? (¿O por qué ProVision?)

En 2008, era novicia en un convento en Michigan. Fue la experiencia más asombrosa y transformadora de mi vida religiosa. De todas las muchas gracias maravillosas que recibí en ese momento, antes de discernir, la más maravillosa fue mi nombre en la religión. A cada hermana se le da un nombre nuevo, ya que está siendo hecha una nueva creación en Cristo, y con el nuevo nombre viene una santa patrona o beata. Para mí este fue el Beato Miguel Agustín Pro. El Padre Pro fue un sacerdote católico martirizado junto con otros cristeros durante una sangrienta guerra civil en el México de 1900. Más información sobre Father Pro a continuación.

Como líder ministerial y conferencista, como esposa e hija, no sé qué me pedirá el Señor de un día para otro. Pero sé que, como Padre Pro, deseo estar lista. Lista para decir, ¡aquí estoy, Señor! Cualquiera que sea el sacrificio. Esto significa que debo confiar, como el Padre Pro, en la provisión de Dios. También hace eco del nombre de Padre Pro, porque deseo ver el mundo a través de sus ojos. Tener la visión del Padre Pro.

Por último, estoy agradecida de poder enseñar en un instituto increíble llamado Instituto Catalina de Siena que despierta a las personas a la noción radical de que Dios ya les ha dado los dones que necesitan para ser su providencia, su provisión para los demás aquí en la Tierra.

Dedico mi sitio web, mi trabajo y todos mis esfuerzos, por intercesión del Beato Padre Pro y de Nuestra Señora de Guadalupe, a Jesús. Que Él bendiga mi obra y multiplique su fruto para la edificación de Su Reino aquí en la Tierra.

Mi corazón está listo, oh Dios, mi corazón está listo.

Sobre el Beato Miguel Pro:

El Beato Miguel Pro nació el 13 de enero de 1891 en Guadalupe, México. Se unió a los jesuitas en 1911. Mientras realizaba estudios de seminarista jesuita y su preparación para el sacerdocio, estalló una violenta persecución anticatólica. La casa de su noviciado fue incendiada. Su rector, al darse cuenta de lo peligrosa que se había vuelto la situación, hizo arreglos para que cualquier novicio que pudiera llegar a los Estados Unidos recibiera refugio en la casa jesuita en California. El Padre Pro finalmente fue ordenado en 1925 justo cuando la persecución en México se hizo más feroz bajo el presidente Plutarco Elias Callas.

El Padre Pro regresó a su tierra natal en 1926. Sin embargo, para entonces, el gobierno había suprimido todo culto público, cerrado iglesias y cazado y asesinado regularmente a sacerdotes y fieles católicos. El Padre Pro se mostró indispensable e inagotable en encontrar maneras hábiles de evitar a los federales en el despliegue de su ministerio. Sus hábiles disfraces, vistiéndose de mendigo, de comerciante o de policía llevando los sacramentos a los fieles perseguidos. Tenía un gran corazón por los pobres y escribió:

“Por regla general, mi bolsa está tan seca como el alma de Calles, pero no vale la pena preocuparse ya que el Procurador del Cielo es generoso”.

El 13 de noviembre de 1927, se realizó un intento de asesinato de un importante general. El padre Pro junto con sus dos hermanos fueron acusados injustamente de intento de asesinato. Los tres hermanos fueron arrestados y destinados a ser ejecutados por un pelotón de fusilamiento.

Cuando el padre Pro fue llevado ante sus verdugos, recibió a los medios y espectadores invitados. El Padre Pro rechazó una venda en los ojos y simplemente pidió tiempo para orar. Con su rosario en la mano, formó la Cruz de su Señor con los brazos extendidos y gritó: “¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo Rey!”

El Padre Pro vivió como murió: con el Señor en su mente, en sus labios y en su corazón.